A través del proyecto Germina, he tenido la oportunidad de trabajar con mujeres de las zonas rurales de Antioquia que han dedicado sus vidas a sus emprendimientos. En el campo, encontramos mujeres de todas las edades y estilos, con una amplia gama de emprendimientos, pero todas comparten un denominador común: las ganas de salir adelante, de aprender y de ser reconocidas por su labor.
Las zonas rurales de Antioquia son un tesoro de proyectos agrícolas y comerciales que esperan ser descubiertos. Desde pequeñas fincas cafetaleras hasta talleres de artesanía, estas áreas ofrecen innumerables oportunidades. Las mujeres que han decidido emprender aquí no solo están contribuyendo al desarrollo económico de sus comunidades, sino que también están preservando la rica cultura de la región.
En mi experiencia, he aprendido que podemos extraer valiosas lecciones de las zonas rurales, no solo en términos de oficios y trabajos, sino también en resiliencia. He aprendido cómo levantarnos cada mañana listos para enfrentar un nuevo día, dejando atrás el ayer. He comprendido que, sin importar nuestra edad, siempre podemos continuar formándonos y creciendo en lo que nos apasiona. He descubierto que nunca es demasiado tarde para empezar, y que, sin importar los contextos o las adversidades, siempre hay espacio para los sueños.
Con el proyecto Germina, se llevaron a cabo formaciones que abarcaron una amplia gama de aspectos relacionados con los emprendimientos, desde la gestión financiera hasta las estrategias en redes sociales y el marketing digital. Sin embargo, el objetivo principal de estas formaciones fue empoderar a las mujeres rurales. Al final del día, hay algo más grande que tener un emprendimiento rentable o una estrategia de marketing efectiva; se trata de encontrar el significado de ser una mujer emprendedora rural.
Con Germina, buscamos que estas mujeres ocupen un lugar destacado en la pirámide del mercado y que comprendan el impacto que están generando, no solo en sus propias vidas, sino también en las futuras generaciones de mujeres. Queremos que las mujeres rurales comprendan la importancia de su contribución a la sociedad.
Conoce un poco de la historia de la emprendedora de Ituango, María Georgina:
Al final del día, estas mujeres comparten características similares: buscan romper los patrones establecidos en la sociedad y dejar un legado duradero. Eso es lo que Germina me ha enseñado: el propósito de formar para la vida, de manera que esta formación no solo beneficie sus emprendimientos, sino que también las empodere en todos los aspectos de sus vidas y les ayude a descubrir su verdadera vocación. En resumen, Germina les ayuda a descubrir a qué están llamadas en la vida.